“DOCE REGLAS PARA CRIAR NIÑOS DELINCUENTES”
Los padres queremos que nuestros hijos crezcan como hombres y mujeres de bien. Anhelamos y presumimos poder crear obras maestras de moralidad y honestidad de nuestros hijos, pero la realidad nos revela que a veces se produce lo contrario.
Tomando la ironía como regla de escritura, años atrás un organismo gubernamental publicó la siguiente lista titulada: “Doce reglas para criar un niño delincuente”:
1.- Comience en la infancia dándole al niño todo lo que desee. De este modo crecerá con la idea de que el mundo está en deuda con él.
2.- Cuando aprenda malas palabras, celébrelo con risas. Esto le hará pensar que es ingenioso. También esto le alentará a aprender “frases más ingeniosas” que más tarde habrán de producirle a usted dolores de cabeza.
3.- Nunca le dé instrucción espiritual alguna. Espere hasta que él o ella tenga 21 años y entonces déjele decidir por sí mismo.
4.- Evite el uso de la palabra “incorrecto”. Puede desarrollarle un complejo de culpabilidad. Esto lo preparará para que más tarde, cuando sea arrestado por robar, crea que la sociedad está en su contra y que se le persigue.
5.- Recoja todo lo que él deje por allí tirado: libros, zapatos y ropa. Hágale todas las cosas de manera que se acostumbre a echar toda la responsabilidad sobre otros.
6.- Déjele que lea cualquier material impreso que tenga en sus manos. Preocúpese de que los platos y vasos estén esterilizados, pero deje que su mente se deleite en la basura.
7.- Mantenga frecuentes discusiones en presencia de sus hijos. De este modo no se verán tan afectados cuando el hogar se deshaga.
8.- Dele a un niño todo el dinero que desee gastar. No le permita ganarlo por sí mismo. ¿Por qué habrían de resultarle tan duras las cosas como en el caso suyo?
9.- Satisfaga todos sus clamores en cuanto a comida, bebida y comodidad. Preocúpese de que sean complacidos todos sus deseos sensuales. La negación podría conducirle a una frustración dañina.
10.- Póngase de parte de él o ella contra los maestros, vecinos y policías. Todos están prejuiciados en contra de su hijo.
11.- Cuando se meta en dificultades, discúlpese diciendo: -“Nunca pude hacer nada con él”.
12.- Prepárese para una vida de amarguras. ¡La va a tener con seguridad!
No podemos evitar vernos reflejados en las fallas de nuestros hijos. Pero más allá de resignarnos a un sentimiento de culpa, le desafío a reconocer los errores y comenzar de nuevo. Nunca es tarde para corregir, enderezar, ayudar; porque aunque hayan crecido, siguen siendo nuestros hijos y nuestra responsabilidad como padres nunca acaba.
Pídale a Dios que le ayude. ¡Él está interesado en su familia!
¡Vivamos una vida al 100%!
Pastor Rubén Kassabián
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