ACÉRQUESE SIN TEMOR
Hace poco recibí una carta de una señora que pensaba que su vida no tenía sentido y había perdido toda esperanza. No puedo recordar cuántas veces se había casado, cuántas veces se había divorciado y además tenía muchos problemas económicos, emocionales y espirituales.
Naturalmente, no había esperanza de que su vida mejorara. Parecía que ella no tendría la oportunidad de aprender cómo vivir y disfrutar la vida otra vez.
¿Cómo podría Dios resolver todos sus problemas? ¿Cómo podría ella encontrar paz en su corazón? ¿Cómo podría hallar el verdadero sentido de la vida?
Yo no tenía todas las respuestas. Pero de todas maneras le pedí a Dios por esa señora pues ella había tenido la valentía de escribirme y compartir sus necesidades y angustias.
Al tiempo recibí una segunda carta de la misma señora. No había sucedido ningún milagro y las circunstancias seguían iguales. Ningún milagro sobrenatural había cambiado la situación de su vida. Pero Dios había contestado la oración. Ella le permitió a Jesús que se involucrara en su historia y Él cambió sus perspectivas y actitudes. -“He aprendido”, escribió, “que Dios puede cambiar mi vida ahora mismo. Yo no tengo que ser buena primero y después acercarme a Él. ¡Dios me ayuda a pesar de mi pasado oscuro!”
Usted tiene alguien que le ama, le cuida y es parte de su vida. ¡Ese es Dios! Dios tiene un propósito con usted. Recuerde esto: Él no está en contra suyo porque usted haya pecado. ¡Está a su favor y en contra de sus pecados! Dios no deja de amarle cuando usted tiene problemas. ¿Deja usted de amar a su hijo cuando llega a casa con la ropa sucia? ¡Absolutamente no! Tampoco Dios deja de amarlo cuando usted viene con su vida arruinada y manchada por sus pecados.
Todo lo que tiene que hacer es pedirle perdón por sus pecados y Él limpiará su vida por completo. Lo hará con amor porque Su Hijo Jesucristo ya pagó el castigo de sus pecados cuando murió por usted en la cruz. Como su deuda está pagada, Dios espera que usted acepte Su libertad. No tiene que pasarse la vida entera en la “cárcel” de las culpas por sus pecados. ¡Dios le ama y quiere que usted sea libre!
Recibir a Jesús como su Salvador personal es el primer paso hacia la conquista de sus problemas y es también el primero para vivir en armonía con las leyes Divinas y aprender cómo vivir la vida y disfrutarla.
Y esto no requiere ninguna ceremonia o un ritual especial. Si quiere recibir a Jesús como su Salvador ahora mismo, sólo repita en voz alta y con un corazón sincero esta breve oración:
“Padre, me arrepiento por mis pecados. Vengo a ti cubierto de pecados, pero te pido que limpies mi corazón. Gracias por dejar a tu Hijo Jesús pagar la deuda de mis pecados. Ahora mismo recibo tu perdón a través del sacrificio que Jesús hizo por mí. Amén.”
Cuando invite a Jesús a su vida, Él le perdonará inmediatamente, olvidará su pasado y le dará la oportunidad de comenzar de nuevo.
Pastor Rubén Kassabián